martes, 22 de mayo de 2012

EL TEATRO EN LA ANTIGUA GRECIA


Es una cultura teatral que floreció en la Antigua Grecia entre 550 a.C y 220 a.C. Al parecer el teatro griego se originó en un espacio Circular al aire libre (orchestra), en el que se ejecutaban unas danzas. Un lugar de tierra lisa y compacta dispuesto para la representación de cantos corales, una de cuyas variedades, el llamado ditirambo, fue de acuerdo con la tradición, el progenitor de la tragedia ática. Todos los grandes teatros se construyeron a cielo abierto.






                                                       Mito y ritual


Con independencia de cuál sea la definición que hayamos de dar a la palabra "mito", podemos entender que con ella designamos a una serie de antiguos relatos referidos a ilustres personajes, héroes e incluso dioses, de los que se narran hazañas espectaculares, y en los que el imaginario colectivo posterior de un pueblo ha creado un conjunto de símbolos culturales. La literatura griega está desde sus más remotos orígenes homéricos plagada de personajes y sagas míticas locales; así solemos hablar del ciclo troyano (en torno al cual se agrupan los principales héroes y familias que participaron en la expedición de la Guerra de Troya: Agamenón, Menelao, Electra, Orestes); del ciclo tebano (en el que aparecen las figuras de Edipo, Antígona, Eteocles yPolinices, el dios Dioniso y el héroe local Heracles, etc.) El drama, y de modo especial la tragedia ateniense, va a tener como motivo principal de sus obras algunos de estos grandes personajes del mito y a partir de ellos va a desarrollar sus argumentos.
No obstante, la postura que han mantenido ante el mito los diversos autores de tragedias dista mucho de ser homogénea. En una progresiva evolución se observa cómo al principio Esquilo se muestra respetuoso y crédulo ante el mito y la religiosidad tradicional, mientras que no muchos años más tarde Eurípides asumirá una crítica revisionista de los personajes míticos y de las antiguas creencias religiosas. Con ello, este último no hacía sino seguir probablemente los pasos de filósofos y pensadores como Jenófanes de Colofón quien defendía la idea de que los dioses de Homero no eran sino una pura ficción. De otro lado, si hay una característica singular del mito es su anticanonicidad. No existe una única versión de un mito. En todo caso, para los antiguos griegos no estaba tan nítida como para nosotros la contraposición entre mito e historia, ni entre pensamiento mítico y pensamiento racional. Sin duda, los antiguos griegos creían que Agamenón fue un antiguo rey que, con toda certeza, había acudido a una antiquísima Guerra de Troya, y seguían respetando y venerando las tumbas de los «antiguos héroes» a los que continuaban rindiendo culto como criaturas benéficas, incluso después de muertos, para la comunidad. Aún cabría recordar que el mito es un produto de una sociedad esencialmente oral, un conjunto de relatos que pueden transmitirse en un formato múltiple: como canto, como recitado poético, como representación plástica e iconográfica. El hecho de que los griegos no hayan tenido ningún libro sagrado sobre la verdad de los dioses, equivalentes a lo que son la Biblia, la Torá o el Corán para otras culturas, confería al mito una casi completa versatilidad y la posibilidad de ser una y otra vez revisado.
El repertorio mítico entronca por otra parte con los rituales religiosos a los que también desde antiguo estuvo vinculado al teatro como parte de una serie de celebraciones o fiestas religiosas insertas en la tradición de antiguos rituales. Para los antiguos griegos, la base de la religión se encuentra más en el ritual que en un conjunto de creencias, y aquí de nuevo nos hallamos nosotros alejados de los griegos. La sociedad ateniense estaba más ritualizada que la europea moderna, y de hecho el cristianismo y el propio protestantismo conceden una importancia a la fe y a la revelación muy alejados de las creencias de los griegos. De otro lado, entre ritual y teatro antiguo existen una serie de enlaces muy sugestivos que interactúan en uno y otro sentido, del ritual al teatro y del teatro al ritual. Estos son los elementos: el ritual de súplica, los rituales funerarios, la purificación o catarsis de la «oración».



                          Las principales fiestas y los festivales




El teatro estuvo en la Antigua Atenas, al igual que en muchas otras culturas, vinculado desde siempre a la celebración de determinados festivales y rituales de carácter religioso. Según las noticias de que se dispone, uno de los más antiguos y concurridos fue el que se celebraba en honor del dios Dioniso en Atenas durante los días 11 al 13 del mes llamado en griego Antesterion(mes de las flores) que corresponde aproximadamente a nuestro mes de febrero. Hay un testimonio de Filóstrato, donde se nos afirma que dicho nombre de Antesteria se refiere a un ritual en el que una serie de chicos y chicas atenienses portaban durante una procesión unos ramos de flores una vez llegados a la pubertad. Por su parte, la cerámica griega atestigua algunas representaciones que parecen corresponder a estas celebraciones. Las fiestas duraban cinco días:


  •  * En el primero, denominado Pithoigia, se procedía a abrir los cántaros (πίθοι, pithoi) en que se había conservado el mosto desde el mes de septiembre anterior, vino que- previsiblemente- se consumía en parte en honor del dios Dioniso y en provecho y disfrute de los participantes.
  •   
  • *El segundo día, llamado Choes, continuaba la celebración festiva y se sorteaba un pellejo de vino entre los que asistían a las fiestas.
  •   los días tercero, cuarto y quinto, recibían el nombre de Chytroi («los pucheros») y en él se ofrecían al dios Hermes una especie de ollas en las que se había preparado un guiso a base decereales.

En cualquier caso, se ha de admitir que estas celebraciones solo tangecialmente se relacionan con los orígenes del teatro griego, aunque sin duda fueron el precedente de otros festivales que se comentan más abajo.




                                             Las Leneas




Estas fiestas se celebraban en Atenas durante el mes de Gamelión (el mes de las bodas), que corresponde aproximadamente a nuestro mes de marzo, mes que recibía el nombre de Leneo en el ámbito de las ciudades jonias según el testimonio de Aristóteles

El rey atiende, en primer lugar, con la colaboración de los comisarios que haya votado el pueblo con el brazo en alto, a los misterios; estos comisarios son dos de entre todos los atenienses, uno de entre los Eumólpidas y otro de entre los Cérices... Atiende también en segundo lugar a las Dionisias Leneas, que consisten en una procesión y un certamen. La procesión la organizan en colaboración el rey y los comisarios, y el certamen lo controla el rey. Regula también él todas las carreras de antorchas y de alguna manera, él es quien regula todos los sacrificios tradicionales.

Estas Leneas se celebraban en Atenas en un edificio llamado el Leneo, aunque no se tiene noticias claras acerca de dónde pudo estar el emplazamiento, si en la propia acrópolis o en las afueras. Se trata de una institución muy antigua, anterior a la de las Grandes Dionisias, y es probable que al cabo del tiempo su celebración se trasladara (en torno al 440 a. C.) al Teatro de Dioniso. Parece ser que la concurrencia a estas fiestas era solo o mayoritariamente ateniense, sin la numerosa presencia de extranjeros característica de otras celebraciones. Así al menos parece atestiguarlo, entre otros testimonios, el cómico Aristófanes:

DICEÓPOLIS. No toméis a mal, señores del público, que yo, un mendigo, me disponga a hablar ante los atenienses acerca de la ciudad en el seno de una comedia, porque también la Comedia sabe de Justicia. Voy a decir cosas terribles pero justas, y ahora no podrá reprocharme Cleón que hable mal de la ciudad en presencia de extranjeros, porque solos estamos- es el concurso de las Leneas- y no hay extranjeros, pues ni han llegado los tributos ni los aliados de las ciudades: ahora estamos solos: trigo sin broza, limpio, porque a los metecoslos llamo el salvado de los ciudadanos

Las Leneas fueron el principal marco de representación de las comedias de Aristófanes, según se sabe por las noticias (hipótesis) que anteceden al texto de algunas de sus obras. Así en la «hipótesis» a Los acarnienses se lee: «La obra es una de las mejor compuestas e incita a la paz por todos los medios. La hizo representar en las Leneas, a nombre de Calístrato, durante el arcontado de Eucino 426/425 a. C., y quedó la primera». También en la segunda hipótesis a Los caballeros encontramos nuevas alusiones a las Leneas: «La obra fue representada a expensas públicas en el arcontado de Estratocles 424/424 a. C. en las Leneas bajo la dirección del propio Aristófanes. Quedó el primero. El segundo premio lo ganó Cratino con Los Sátiros y el tercero, Aristómenes con Los Leñadores».
Noticias similares encontramos también en las hipótesis de Las avispas y de Las ranas, así como en una serie de inscripciones estudiadas por Csapo.




                                                  Las Dionisias 

                                                     Rurales




La celebración de estas fiestas tenía lugar durante el mes Posidonio, que equivale más o menos al nuestro de diciembre. Se trataba de una procesión en torno a un falo con la que se buscaba propiciar la fertilidad de los campos sembrados durante el otoño. No nos es dado precisar cuándo se produjo la asociación de esta fiesta al dios Dioniso, aunque de acuerdo con el testimonio dePlatón parece que existieron diversas celebraciones, ya que había gente que asistía consecutivamente a más de una de ellas:

Y aún son de más extraña ralea para ser contados entre los filósofos los que gustan de las audiciones, que no vendrían de cierto por su voluntad a estos discursos y entretenimientos nuestros, pero que, como si hubieran alquilado sus orejas, corren de un sitio a otro para oír todos los coros de las Fiestas Dionisias sin dejarse ninguna atrás, sea de ciudad o de aldea.
Un nuevo testimonio sobre el contenido de estas fiestas se puede ver en la comedia Los acarnienses de Aristófanes, donde el personaje Diceópolis parodia la procesión de la fiesta, mientras entona un canto a Falo, personificación de la fertilidad, a quien su esclavo Jantias lleva como estandarte. Se ha de suponer que pasajes de este tipo son los que debió utilizar Aristóteles cuando en su Poética nos habla de que en sus orígenes la comedia se remonta a estas comparsas de cantantes fálicos . 
Especialmente famosas fueron las celebraciones que tenían lugar en el Pireo. Aunque la ciencia epigráfica y filológica dispone de algunas inscripciones halladas en el terreno, el antiguo edificio del teatro del Pireo ha desaparecido por completo. En todo caso parece que las Dionisias Rurales tenían un carácter más agrario que los grandes festivales de la ciudad, aunque precisamente por ello es posible que hayas conservado un carácter más marcadamente religioso y primitivo.




                                  Las Dionisias ciudadanas 

                                    (Grandes Dionisias)




Pero las fiestas más célebres, las fiestas atenienses por antonomasia, fueron las llamadas Dionisias Ciudadanas o Grandes Dionisias, instituidas en honor del dios Dioniso, cuya imagen era trasladada desde la ciudad de Eléuteras (Beocia) a Atenas. Se sabe que en época de Pisístrato (siglo VI a. C.), el festival había ya alcanzado notable fama y que su celebración coincidía con nuestro mes de marzo, época en que la navegación y los viajes se hacían más cómodos y seguros con la llegada de la primavera. La ciudad de Atenas se engalanaba para recibir a embajadores y aliados, hombres de negocios y políticos a quienes el Estado condecoraba por algún servicio especial prestado en beneficio de Atenas. La procesión de una estatua de Dioniso recorría las calles de la ciudad, acompañada de un desfile de antorchas que llevaban los jóvenes en edad militar. Al cortejo se sumaban igualmente cortejos de muchachas (canéforas) con ofrendas para diversos sacrificios. Cada una de las diez tribus de la ciudad organizaba un coro de cincuenta chicos y otro coro de cincuenta adultos que participaban en el concurso.
Por lo que se refiere a las representaciones dramáticas que tenían lugar durante estos días, se sabe que Aristóteles se ocupó de registrarlas debidamente por escrito en torno a los años330 a. C. De parecido tenor son las didascalias, inscripciones halladas en la falda de la Acrópolis, donde quedaron asentados los títulos de las tragedias representadas en las Dionisias, las comedias de las Dionisias y de las Leneas, los nombres de los arcontes, los nombres de los autores de las piezas dramáticas, etc. Una de las principales inscripciones está incompleta, y delante del nombre de Esquilo (cuya primera victoria en los concursos se fecha en el 484 a. C.) faltan unas diez líneas que debían referirse a los autores de tragedia de las Dionisias.
Ha llegado al presente el testimonio extraordinario de una inscripción, conocida como «Marmor Parium», descubierta en la isla de Paros, en la que se han reproducido algunos acontecimientos históricos desde la fundación mítica de la ciudad de Atenas (c. 1580 a. C.) hasta el 263 a. C. aproximadamente. En ese documento se habla de la presentación de ciertos festivales dramáticos en un espacio de tiempo que va desde el año 580 al 508. El texto dice así:
Desde que en Atenas se organizó el primer coro de actores cómicos, siendo el pueblo de Icaria el primero que corrió a cargo de su organización, y el poeta Susarión su inventor, se estableció como premio al vencedor un cesto de higos y un odre de cuarenta libros de vino... Desde que el poeta Tespis puso en escena su primera obra dramática en la ciudad, donde se propuso como premio al vencedor un macho cabrío, han pasado más de 250 años, siendo arconte en Atenas un tal [...]teneo, el Viejo... Y desde que se organizó el primer coro de hombres en un certamen, en el que obtuvo la victoria Hipódico de Calcis, han transcurrido 236 años, siendo arconte en Atenas Liságoras.

¿Cuál era, pues, la vinculación de estas fiestas con la celebración de los concursos dramáticos? Durante el siglo V concurrían al certamen de tragedias tres autores, cada uno de los cuales presentaba cuatro piezas, tres tragedias y un drama satírico de acuerdo con el siguiente calendario y programa: el día previo, llamado proagón, se dedicaba a ultimar los preparativos y los autores hacían la presentación de sus obras en compañía de sus actores. El día siguiente (el primero propiamente hablando) se iniciaba con la procesión y traslado de la estatua del dios Dioniso, que era acompañado por grupos de jóvenes hasta la Acrópolis y en ella intervenía la mayor parte de los ciudadanos, agrupados según las distintas tribus de la ciudad. Atravesando el ágora, finalizaba en el altar que se hallaba en el centro del propio teatro, donde tenía lugar el concurso de ditirambos; el segundo día se representaban cinco comedias; y cada uno de los tres días siguientes se escenificaban tres tragedias y un drama satírico. De este modo, durante los seis días de fiesta de las Grandes Dionisias se ponían en escena un total de diecisiete obras, además de los cantos ditirámbicos del primer día. No obstante, tanto el número de piezas como su extensión estaban regulados por las necesidades del programa diario de representaciones o por especiales circunstancias durante algunos años de la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.). Esquilo fue autor de trilogías (tres obras en torno a un mismo personaje o motivo), mientras queSófocles abandonó dicha práctica, según atestigua el antiguo léxico Suidas.
En cuanto a la comedia, la organización era distinta. Cada autor presentaba a concurso (fuera en las Leneas o en las Dionisias) una sola obra en cada festival. Esto es lo que se atestigua para el siglo V y probablemente para el siglo IV a. C., aunque tal vez merezca dejar constancia de que Aristófanes pudo presentar en alguna ocasión, de manera excepcional, dos obras. Hay unadidascalia que nos habla de que un tal Diodoro obtuvo el segundo y el tercer premio el mismo año, aunque no debe descartarse la posibilidad de que se tratara de dos autores distintos con un mismo nombre. Por otra parte, lo más corriente fue que durante el siglo V participaran cada año en el concurso cinco autores, aunque durante los años de crisis de la Guerra del Peloponeso se redujeron a tres.

El vestuario El vestuario de una representación griega se compone de:

• Máscaras: los actores griegos utilizaban las máscaras o, en su defecto, ocultaban su rostro con barro o azafrán. El ocultar la cara simboliza el vestirse con elementos nuevos y no comunes, necesarios para realizar el rito, era también un ritual.
Más tarde, cuando el teatro fue teatro y no un acto religioso, la máscara era aquel elemento que transformaba al actor en personaje, había máscaras de viejos, de jóvenes, mujeres... Con el tiempo, los artesanos consiguieron verdadero realismo en las caretas
Además la máscara poseía unas enormes dimensiones para que fuera mucho más visible al público y para, junto con los coturnos (zancos),guardar la proporción entre las diferentes filas de asientos. Por otra parte, las máscaras podían servir de "megáfono" aumentando la voz del actor. Y por último, permitía al actor interpretar varios personajes.

• Los coturnos: son una especie de zapatos de madera con alza que servían para dar altura al actor. Conseguían que los personajes nobles destacasen sobre el coro y dar proporción al actor con la gran máscara. Así el actor era enorme, con lo que el público podía verlo con facilidad. Generalmente solo eran usados en la tragedia.

• Ropas: por lo general, los trajes usados eran túnicas, cortas o medias y mantos. Según los colores de las ropas el personaje tenía más o menos importancia, así, los colores oscuros eran para los personajes tristes, los alegres para los importantes o los colores normales para la gente del pueblo. Los actores usaban unas almohadillas para abultarse, de modo que se siguiese guardando la proporción con el coturno y la máscara. Además podían usar otros elementos como corona en el caso de los reyes.


LOS PRIMEROS TRÁGICOS GRIEGOS

                                                       HOMERO




El nombre de Hómēros es una variante jónica del eólico Homaros. Su significado es rehén, prenda o garantía. Hay una teoría que sostiene que su nombre proviene de una sociedad de poetas llamados los Homēridai, que literalmente significa ‘hijos de rehenes’, es decir, descendientes deprisioneros de guerra. Dado que estos hombres no eran enviados a la guerra al dudarse de su lealtad en el campo de batalla, no morían en éste. Por tanto se les confiaba el trabajo de recordar la poesía épica local, para recordar los sucesos pasados, en los tiempos anteriores a la llegada de la literatura escrita.
También se ha sugerido que lo que podría contener el nombre Hómeros es un juego de palabras derivado de la expresión ho me horón, que significa el que no ve.

En la figura de Homero confluyen realidad y leyenda. La tradición sostenía que Homero era ciego y varios lugares reclamaban ser su lugar de nacimiento: Quíos, Esmirna, Colofón, Atenas, Argos, Rodas, Salamina, Pilos, Cumas e Ítaca.

El Himno homérico a Apolo delio menciona «que es un ciego que reside en Quíos, la rocosa». El poeta lírico Simónides de Amorgos atribuye al «hombre de Quíos el siguiente verso de la 'Iliada, «¿Por qué me preguntas mi linaje? Como el linaje de las hojas soy», convertido en proverbio en la época clásica. Luciano de Samósata dice que fue un babilonio enviado a Grecia como rehén, (griego antiguo ὅμηρος, homêros), y de ahí su nombre.
Pausanias transmite una tradición de los chipriotas, quienes también reclamaban para si a Homero:
Dicen que Temisto, una mujer del lugar, era su madre, y que Euclo profetizó el nacimiento de Homero en estos versos:
Y entonces en la costera Chipre existirá un gran cantor,
al que dará a luz Temisto en el campo, divina entre las mujeres,
un cantor muy ilustre lejos de la muy rica Salamina.
Dejando Chipre mojado y llevado por las olas,
Cantando él solo el primero las glorias de la espaciosa Hélade
Será inmortal por siempre y no conocerá la vejez.




                                                                      OBRAS







Además de la Ilíada y la Odisea, a Homero se le atribuyeron otros poemas, como la épica menor cómica Batracomiomaquia (‘La guerra de las ranas y los ratones’), el corpus de los himnos homéricos, y varias otras obras perdidas o fragmentarias tales como Margites. Algunos autores antiguos le atribuían el Ciclo épico completo, que incluía más poemas sobre la Guerra de Troyaasí como epopeyas que narraban la vida de Edipo y guerras entre argivos y tebanos.
Los historiadores modernos, sin embargo, suelen estar de acuerdo en que la Batracomiomaquia, el Margites, los himnos homéricos y los poemas cíclicos son posteriores a la Ilíada y la Odisea.


Libros Destacados

La Ilíada

 La Ilíada


En el legado de Homero se encuentran las dos principales obras épicas griegas, La Ilíada y La Odisea. Los dos poemas fueron adoptados en la Antigüedad como obras nacionales de Atenas, para recitarse íntegros en las fiestas panateneas.
El argumento de La Ilíada es un episodio de cincuenta y un días, desarrollado en el décimo año de la guerra de Troya, constituye un monumento de la cultura universal y, en palabras de Dostoyevski,
La Odisea





 La Odisea



La Odisea, verdadera obra maestra del genio griego, en la que los personajes olímpicos se revelan en una magnitud humana, tiene el mérito de situar al lector en el fascinante mundo de las antiguas culturas mediterráneas, cuna de nuestra civilización.








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                                                         ESQUILO

                                                           525 a. C.  456 a. C.






Dramaturgo griego. Predecesor de Sófocles y Eurípides, es considerado como el primer gran representante de la tragedia griega.
Nació en EleusisÁtica, lugar en el que se celebraban los misterios de Éleusis. Pertenecía a una noble y rica familia de terratenientes. En su juventud fue testigo del fin de la tiranía de los Pisistrátidas en Atenas.

Fue uno de los «Maratonianos»; luchó en las guerras promovidas contra los Persas en la batalla de Maratón 490 a. C., en las de Salamina480 a. C. y, posiblemente, en la de Platea.
Alguna de sus obras, como Los persas 472 a. C., Los siete contra Tebas 467 a. C., son el resultado de sus experiencias de guerra. Fue, también, testigo del desarrollo de la democracia ateniense. En Los suplicantes 490 a. C., puede detectarse la primera referencia que se hace acerca delpoder del pueblo, y la representación de la creación del Areópago, tribunal encargado de juzgar a los homicidas. En Las Euménides 478 a. C., se apoya la reforma de Efialtes 462 a. C., transferencia de los poderes políticos del Areópago al Consejo de los quinientos.
Se le acusó de haber revelado los misterios de Eleusis, por lo que fue juzgado y posteriormente absuelto.



Poco antes de su muerte, el oráculo le vaticinó que moriría aplastado por una casa, por lo que decidió residir fuera de la ciudad. Curiosa, y trágicamente, falleció al ser golpeado por el caparazón de una tortuga, que fue soltado por un quebrantahuesos desde el aire. Este incidente fue incluido por Terry Pratchett en su obra "Pirómides" y en "Dioses Menores".






                                                                      OBRAS




                                    ANALISIS DE AGAMENON


Basada en la Ilíada, que cuenta la guerra de Troya, se inicia la obra en un palacio: un vigía espera desde hace mucho tiempo noticias sobre la expedición de Agamenón a Troya. El coro interviene para darnos pistas sobre los acontecimientos más recientes.

Un heraldo anuncia la entrada de Agamenón, rey de Micenas y jefe de las fuerzas griegas en la guerra de Troya, quien entra a la ciudad. Agamenón era hijo de Atreo, y sufre la maldición hecha sobre su casa. 

El rey entra en Argos acompañado por Casandra, quien es una esclava que le regaló el ejército. Clitemnestra, su esposa, se queja por la espera y tiene preparado un recibimiento que no es del gusto de Agamenón, sin embargo, este lo acepta.

Casandra tiene poderes proféticos y es hija del rey Príamo a quien Agamenón ganó en la guerra de Esparta contra Troya. Los presagios de la muerte de Agamenón se van volviendo más fuertes y explícitos. El coro va respondiendo a los presagios de este. 

Todos se encuentran en el palacio cuando se escucha el grito de Agamenón: Egisto le da un golpe que lo sume en la inconciencia y Clitemnestra a su vez, le da otro golpe con su espada, que lo decapita. Clitemnestra sale a escena y aparecen los cadáveres de Agamenón y Casandra. El crimen y la venganza se han consumado. Clitemnestra se enorgullece de su acción y admite que es un meticuloso plan urdido anteriormente desde que Agamenón le dio muerte a su hija Ifigenia, en ofrenda al dios Zeus, antes de su partida a la guerra. La venganza también es de Agisto, primo de Agamenón y amante de Clitemnestra. Agisto expone sus razónes: Agamenón había hecho atrocidades con su padre Tiestes en el pasado. 

Es una tragedia donde hay una influencia en toda la obra de lo divino. Se creía que el destino era ya un hecho inamovible e incapaz de cambiar. En toda la obra se vé cómo todos los personajes involucrados no pueden escaparse a su suerte, y a lo que ya está escrito en el linaje maldito. Es una obra de conquista, poder, ambición y guerras.

El dios para esta época era Zeus, quien era el autor de la justicia divina. A él se le ofrecían ritos y homenajes, como la muerte de la hija de Agamenón, un sacrificio por demás, inútil y perverso (desde el punto de vista de un dios que lo requiere)

Aquí todos los personajes se rigen a la voluntad divina sin cuestionamientos. Pareciera que de todas formas, el destino implacable les cobra factura y no hay forma de evadirlo y evitarlo. Por tanto, bajo esta concepción divina, no existe libre albedrío ni libertad.

La visión de la vida es trágica. El hombre llega a sus propios límites en la búsqueda de lo que busca: Clitemnestra, quien nunca logró perdonar a su marido por la muerte de su hija, termina ella misma castigándolo. Pareciera que nadie puede evitar este destino tan atroz. Casandra, la adivina, también es castigada por la mano asesina de Clitemnestra. Muere a la par de Agamenón y no puede evadir ─ni ella misma que es capaz de ver el destino─, del suyo propio.

Agamenón es un hombre con exceso de ambición. Acostumbrado a hacer su voluntad, a los placeres carnales, también es un gran líder. Logra ─no solo por medio de la fuerza física, sino por la astucia─ vencer al enemigo con el famoso Caballo de Troya. Sin embargo, a pesar de esos diez años de lucha, su final es infructuoso. Muere no en batalla, sino en manos de una mujer, su propia esposa. No deja de ser irónico.

El destino de los personajes es un destino común. Casandra vé el futuro y es capaz de hacerlo en comunión con todo el pueblo troyano. 

Egisto, amante de Clitemnestra ─autor junto con esta de la muerte de Agamenón─, busca también la venganza. Hacía años atrás, su padre había muerto por órdenes de Agamenón. Pareciera que todos los personajes tienen sed de venganza, de sangre, como si prevaleciera la famosa ley del Talión “ojo por ojo, diente por diente”.






                                      SOFOCLES

                                                            496 a. C.-406 a. C.




Hijo de un rico armero llamado Sófilo, a los quince años fue elegido director del coro de muchachos para celebrar la victoria de Salamina. En el468 a. C., se dio a conocer como autor trágico al vencer a Esquilo en el concurso teatral que se celebraba anualmente en Atenas durante las fiestas Dionisias, cuyo dominador en los años precedentes había sido Esquilo.
Comenzó así una carrera literaria sin precedentes: Sófocles llegó a escribir hasta 123 tragedias para los festivales, en los que se adjudicó, se estima, 24 victorias, frente a las 13 que había logrado Esquilo. Se convirtió en una figura importante en Atenas, y su larga vida coincidió con el momento de máximo esplendor de la ciudad.


Su muerte coincidió con la guerra con Esparta que habría de significar el principio del fin del dominio ateniense, y se dice que el ejército atacante concertó una tregua para que se pudieran celebrar debidamente sus funerales.
De su enorme producción, sin embargo, se conservan en la actualidad, aparte de algunos fragmentos, tan sólo siete tragedias completas: Antígona, Edipo Rey, Áyax, Las Traquinias, Filoctetes,Edipo en Colono y Electra.


                                         

                                          OBRAS





Áyax (Ayante) (Άιας)
En Troya, en el bando griego, una vez muerto Aquileo (Aquiles), Ayante, gran guerrero e hijo de Telamón, se cree valedor de la herencia de las armas de Aquileo (Aquiles). Sin embargo las armas le son adjudicadas a Odiseo, y Ayente, creyéndose desposeído, es víctima de constantes arrebatos de locura en los que mata animales creyendo que son Odiseo (Ulises) o los atridas Agamenón y Menelao, quienes han cedido las armas a Odiseo (Ulises). Hay intentos de inducirle a la razón, pero Ayante se suicida. Menelao opta por prohibir que se le den honras fúnebres, pero finalmente Teucro se las dará.
El gran temor de los troyanos tras la muerte de Aquileo (Aquiles) es Ayente, un gran guerrero. Por lógica, Ayente considera que serán suyas las armas del difunto Aquiles, per en un juicio, los atridas deciden darlas a Odiseo por lo cual, infurecido y colérico, Ayante enloquece. Esta locura le lleva a asesinar corderos y carneros creyendo que son sus enemigos, es la ingeniosa locura del Quijote, de Orlando, que no entra en razón y cuando lo hace decide suicidarse. La muerte no supone el final de la tragedia, sino que Ayente sigue siendo protagonista aún muerto cuando Teucro se increpa con Menelao por dar honras fúnebres al desposeído y grandioso Ayante. Es la tragedia del héroe viril y militar frente al ingenioso y audaz Odiseo, este contraste supone un gran dramatismo.






                                                      Antígona (Αντιγόνη)




Muertos los dos hermanos de Antígona e hijos de Edipo, Etéocles y Polinices, el rey Creonte, tío de ambos hermanos, publica un decreto por el cual se prohíbe dar honras fúnebres a Polinices por haber muerto luchando contra su patria. Antígona no puede permitir que su hermano sea abandona como pasto para los buitres y decide enterrar a su hermano siendo consciente del castigo que por ello le espera. Da honras fúnebres a su hermano y Creonte la condena a ser encerrada en una tumba hasta que muera, pero ella se ahorca y más tarde y junto a ella, se suicida Hemón, amante de Antígona e hijo de Creonte. La obra termina con el parlamento de arrepentimiento de Creonte.
Antígona es un enfrentamiento de gran dramatismo constante entre dos personajes: Antígona y Creonte. Una es defensora de la ley natural, amante de su hermano al que debe dar honras fúnebres; el otro es defensor de las leyes de la ciudad que, desobedecidas, debe suponer el castigo al que las ha desobedecido. Antígona sufre un gran conflicto consigo misma, pues es consciente de lo que le acarreará desobedecer las leyes de los hombres, sin embargo, la ley natural y el amor fraternal, será más fuerte, siendo Antígona un personaje verdaderamente noble y dramático. Cuando Antígona se ahorca y con ella el hijo de Creonte, Hemón, Creonte se arrepiente de haber sido tan inflexible y comprende la diferencia entre unas leyes y otras.





Las traquinias (Τραχίνιαι)
Después de muchos años fuera de su casa, Heracles (Hércules) regresa a su casa. Su esposa Deyanira se entera de que Heracles (Hércules) va a casarse con la joven Yole y presa de celos, decide enviar a su esposo la túnica del centuro Neso, creyendo que al ponérsela, Heracles enloquecerá de amor por ella y ya no deseará a otra mujer. Pero Deyanira está equivocada y no sabe que los poderes de la túnica son otros, así que cuando heracles se la coloca, sufre grandes males y dolores y maldice a su esposa Deyanira sin escuchar al hijo de ambos, Hilo, que intenta a explicar al padre la intención benigna de la madre. Deyanira se suicida y poco después muere Heracles.
Ya cincuentona y pasada su juvenil belleza, Deyanira intenta retener a su lado a su esposo. Sin embargo su falta de inteligencia le llevará a entregar a Heracles la túnica del centauro Neso creyendo que va untada en un filtro de amor cuando en verdad aniquila a quien se la coloca. Hilo, hijo de ambos, se encuentra en la difícil posición de hacer comprender al padre el error de la madre y las buenas intenciones de ésta, sin embargo, ya nada es posible e iracundo, Heracles maldice a Deyanira y se queja de dolores espantosos. El tema de esta tragedia no es de la grandeza de otras tragedias de Sófocles, sino que es el tema menor de los celos femeninos que tienen como consecuencia un fatal error. Los parlamentos de Deyanira carecen de majestuosidad, pero es lo justo para una mujer falta de inteligencia que carece de grandeza trágica y acarrea la muerte del gran héroe
         Posiblemente la tragedia griega de más repercusión, Edipo rey supone el punto más trágico de la leyenda perteneciente al ciclo de Tebas.Para Aristóteles el arquetipo de tragedia griega y posiblemente para las generaciones posteriores, Edipo rey es el conflicto del hombre bueno y justo que vive orgulloso de lo suyo desconociendo su trágica y cruel verdad.
Edipo y la esfinge




Edipo rey 


La peste asola la ciudad de Tebas en la que reina el rey Edipo. Un oráculo advierte que sólo castigando al asesino del antiguo rey, Layo, la peste cesará en su azote de la ciudad. El buen rey Edipo se dispone a investigar quién fue el asesino de Layo. Las pesquisas llegan a una trágica conclusión: ¡El asesino de Layo fue el mismo Edipo! Y aunque Edipo no sabía a quién mataba, el caso es que lo hizo. Pero las indagaciones dan más de sí, Edipo, además, también era hijo de Layo, aunque no lo sabía, y al acceder al trono se había casado con la viuda de éste, Yocasta, y había tenido hijos con ella, luego Edipo se había casado con su madre, tenido hijos con ella y asecinado a su padre. Tras saberse parricida e incestuoso, Edipo se arranca los ojos e Yocasta se suicida. Tras despedirse de sus hijos parte al destierro de la ciudad de Tebas.
Aunque el conflicto trágico de Edipo nace de desobediencias del pasado, es él quien las sufre. Pero Sófocles acierta en una cosa, en mostrarnos a un Edipo bueno, un hombre justo y amante de su familia y de su reino, una buena persona. Edipo era feliz en su ignorancia, hasta que la circunstancia de la peste sobre Tebas y la advertencia del oráculo, llevarán al conocimiento de la verdad. Habiendo sido un hombre feliz, ahora, Edipo, no es más que un parricida incestuoso que no puede soportarse ni a sí mismo y que por ello se arranca los ojos y grita desmesurado por la tristeza de su propia verdad y el destino de sus hijos, sus propios hijos y a la vez sus propios hermanos. Sófocles se enfrenta a las leyes mismas de la naturaleza abordando este asunto: Edipo ha infringido todas y cada una de estas leyes pero, pero él no era consciente. Aún así, está claro que su delito es más que mostruoso y el simple acometimiento del mismo, voluntario o no, ha de ser castigado, para edipo ya no existe solución humana posible, no existe solución alguna. La fuerza dramática de la tragedia reside en el contraste, increíble y maravilloso, del buen hombre Edipo, del justo Edipo, el más mostruoso de los criminales. Edipo, protagonista absoluto de la tragedia, jamás abandona la escena salvo cuando marcha a arrancar sus ojos que no merecen ya más ver la luz del sol. Pero no sólo Edipo está presente en la escena, sino que sobresale sobre todos los personajes, por sus increíbles parlamentos y por su enorme fuerza dramática.


Edipo en Colono


Edipo, ya viejo y ciego, llega a la ciudad de Colono guiado por sus dos hijas, Antígona e Ismene. En Colono el rey Teseo les recibe amigablemente y ofrece su ayuda a Edipo, cuando llega la noticia de la guerra entre los dos hermanos Etéocles y Polinices por la ciudad de Tebas. Ambos son hijos de Edipo. Un oráculo ha anunciado que conseguirá la victoria aquél hacia el cual se incline la razón de Edipo y es por esto que hasta Colono viajan Creonte, defensor de Etéocles, y Polinices. Edipo maldice a ambos hijos, que le habían desterrado de Tebas, y es protegido por Teseo. Poco después muere.
Ésta es la última tragedia que escribiera Sófocles a la edad de noventay cuatro años, la estrenaría su nieto años más tarde. La tragedia consiste en un episodio del ciclo tebano inserto entre la acción desarrollada en Edipo reyy la desarrollada en Antígona. Supone un escelente espisodio sobre la guerra dialéctica y las intenciones de Creonte (defensor de Etéocles) y Polinices. En mano de Edipo está el decantarse por alguno de sus hijos, sin embargo, optará por ninguno, y los maldecirá a ambos. En un momento de la tragedia, cuando Polinices ruega a su padre Edipo, éste le maldice y Antígona escucha tal parlamento, lo que hace pensar en la posterior heroicidad de Antígona al querer dar sepultura a su hermano. En Edipo en Colono, la vejez es un tema constante - recuérdese que Sófocles ya tenía 94 años - y además aparecen todos y cada uno de los sufrimientos: la discordia, la muerte, la guerra, la vejez el destierro... pero todos ellos se agrupan en uno solo: la vejez de Edipo. Es una obra de especial perfección, de ritmo intenso, de lirismo radiante, de parlamentos increíbles, de acción constante. Cabría mencionar el elogio de Colono, pues fue ésta la ciudad natal del poeta Sófocles.





                                                    EURIPIDES




Su madre se llamaba Klitonis o Clito y su padre Mnesarco o Mnesárquides. Durante su infancia tuvo lugar la Segunda Guerra Médica, decisiva para los griegos y el mundo occidental. Parece ser que, de muchacho fue copero de un grupo de danzantes, con clara significación religiosa, por lo que se supone que su educación fue la convencional de su época. En 466 a. C. cumplió dos años de servicio militar. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Durante un tiempo estuvo interesado por la pintura, coincidiendo con el apogeo del pintor Polignoto en Atenas. Tuvo dos esposas, llamadas Melito y Quérile o Quérine. Fue amigo deSócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, muriendo dos años después en Pella.


                                                                      OBRAS



Se cree que escribió 92 tragedias, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan sólo 19 de ellas, de las que una, Reso, se considera apócrifa. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Los rasgos diferenciales de su obra son los siguientes:
  •  Innovación en el tratamiento de los mitos.

  •  Complejidad de las situaciones y personajes.

  • Humanización de los personajes, que se muestran como hombres y mujeres de carne y hueso, con pasiones y defectos que en algunos casos, se acercan a la tragicomedia. 

  • Especial influencia de los problemas y polémicas del momento, que dan un aire de realismo.  

  • Crítica de la divinidad tradicional desde un punto de vista tradicionalista.

  • Disminución del papel del coro.

Eurípides es conocido principalmente por haber reformado la estructura formal de la tragedia ática tradicional, mostrando personajes como mujeres fuertes y esclavos inteligentes, y por satirizar muchos héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego.



El Cíclope

Personajes

SILENO, dios y padre de los Sátiros
CORO DE SÁTIROS
ULISES U ODISEO
EL CÍCLOPE
La escena representa las rocas de la ladera del Etna ya junto al mar.
Se ve la cueva donde el Cíclope vive y guarda sus rebaños
3
SILENO
Oh Bromio, por ti paso infinitos trabajos
ahora y también cuando en la juventud mi cuerpo era fuerte.
Primero cuando enloquecido por Hera
dejaste a tus nodrizas las ninfas de la montaña,
después cuando en la batalla contra los hijos de la Tierra,
con la lanza a tu diestra, mi escudo junto al tuyo,
atravesé el escudo de mimbre por el medio y maté
a Encélado. Pero ¿fue esto un sueño?
No, pardiez, que le he mostrado a Baco los despojos.
Ahora aguanto un trabajo mayor que aquéllos,
porque Hera ha suscitado contra ti la raza
de piratas etruscos para que fueses vendido muy lejos,
y yo, que lo he sabido, navego con mis hijos
a ti a buscar. Y en la misma popa
yo timoneaba agarrado al redondo madero,
y mis hijos sentados al remo el mar verdiazul
hacían blanquear en remolinos, y te buscaban, ¡oh rey!
Y cuando ya habíamos navegado hasta Malea,
el viento del Este sopló sobre el mástil,
y nos echó contra esta roca del Etna,
donde habitan los hijos del dios marino que no tienen más que un ojo,
los Cíclopes matadores de hombres, que habitan cuevas desiertas.
Presos de uno de éstos, somos sus esclavos
domésticos. Al que servimos le llaman
Polifemo. En lugar de danzas báquicas
apacentamos los rebaños de un impío Cíclope.
Mis hijos en las faldas de las colinas
apacientan recentales, ellos que son jóvenes;
yo de llenar los abrevaderos y barrer la casa
tengo orden, y al impío Cíclope
le sirvo en sus criminales comidas.
Pero ahora por necesidad tengo que obedecer
y barrer la casa con este rastrillo de hierro
para que a mi señor el Cíclope, que está fuera
y a sus rebaños los reciba yo con la cueva limpia.
Ya veo a mis hijos empujando hacia acá
sus rebaños. ¿Qué pasa? Pero ¿hacéis el mismo ruido
de danzas ahora que cuando a Baco
en sus fiestas en las casas de Altea
le hacíais procesión moviéndolos al son de las canciones de las liras?
CORO
¿Adonde de nobles padres
y de nobles madres,
adonde te me irás, a qué rocas?
¿No será aquí, donde el suave viento
y la yerba verde,
y el agua arremolinada de los ríos
descansa en los bebederos junto a las
cuevas, donde por ti balan las crías?
¡Aho! ¿Pacerás esto no, no esto,
la ladera mojada de rocío?
¡Eh! Te voy a tirar una piedra;
vete, vete, cornudo,
al establo de las ovejas,
del Cíclope campestre.
4
Las ubres henchidas suelta,
da acceso a las crías, a las hembras
que dejas en las alcobas de los carneros.
Te echan de menos los suaves
balidos de las crías pequeñas.
¿Entrarás a la cueva
de las rocas del Etna, después de dejar
los florecientes pastos de yerba?
Esto no son, Bromio, ni danzas
ni bacantes con tirsos,
ni gritos con panderos,
ni de vino ardientes gotas
en las fuentes que dan agua,
ni remolinos de las ninfas.
Báquica canción
canto a Afrodita,
y por seguirla danzaba
con las bacantes de blancos pies.
Querido, querido Baco, ¿dónde solitario
sacudes tu rubia cabellera?
Yo tu servidor
sirvo al Cíclope
de un solo ojo, siervo errante
con este inútil capote de piel de macho cabrio,
separado de tu amistad.
SILENO
Callad, hijos míos, y en las cuevas rocosas
mandad a los servidores que reúnan los rebaños.
CORIFEO
Andad, ¿pero qué prisa, padre, tienes?
SILENO
Veo junto a la orilla el casco de una nave griega
y a los dueños del remo con un jefe
caminando hacia esta cueva, y junto al cuello
llevan cacharros vacíos, les falta comida,
y cántaros para agua. ¡Desgraciados forasteros!
¿Quiénes serán? No saben el señor
Polifemo cómo es, cuando en esta cueva cruel
se meten y a la mandíbula del Cíclope
devoradora de hombres tienen la mala suerte de llegar,
pero estaos callados para que sepamos
de dónde llegan a la roca del Etna siciliano.
ULISES
Extranjero, ¿podríais decirnos dónde en la corriente de un río
hallaríamos remedio a nuestra sed? ¿Quiere alguien
vender comida a unos marinos necesitados?
¿Qué es esto? Parece que nos hemos metido en la ciudad de Bromio,
pues veo este grupo de sátiros junto a la cueva.
Salve, digo primero al más respetable.
SILENO
Salve, forastero: dinos quién eres y tu patria.
5
ULISES
Ulises de Itaca, rey del país de los cefalonios.
SILENO
Ya sé de este hombre, fuerte charlatán, raza de Sísifo.
ULISES
Ése soy yo, pero no insultes.
SILENO
¿Y de dónde has venido navegando a Sicilia?
ULISES
Desde Ilios y los trabajos troyanos.
SILENO
¿Cómo? ¿Has perdido la derrota de tu tierra patria?
ULISES
Las tormentas de vientos me han traído aquí a la fuerza.
SILENO
¡Hola! Aguantas el mismo destino que yo.
ULISES
¿Qué también tú has sido traído aquí a la fuerza?
SILENO
Persiguiendo a los piratas que habían raptado a Bromio.
ULISES
¿Qué país es éste y quiénes lo habitan?
SILENO
En la orilla del Etna, el más alto monte de Sicilia.
ULISES
¿Dónde están las murallas y las torres de la ciudad?
SILENO
No las hay: las montañas están desiertas de hombres, forastero.
ULISES
¿Y quiénes ocupan la tierra? ¿Alguna especie de alimañas?
SILENO
Cíclopes que habitan cuevas y no casas.
ULISES
¿Y a quién obedecen? ¿Acaso hay democracia?
SILENO
Son nómadas, y nadie obedece á nadie.
ULISES
¿Siembran la espiga de Ceres o de qué viven?
SILENO
De leche y de quesos y de comer ovejas.
6
ULISES
¿Y tienen la bebida de Bromio, el jugo de viña?
SILENO
Nada de eso, pues habitan tierra triste.
ULISES
¿Sois hospitalarios y píos con los forasteros?
SILENO
Dicen que los forasteros traen carne sabrosísima.
ULISES
¿Qué dices? ¿Les gusta la carne humana?
SILENO
Nadie vino aquí que no le hayan degollado.
ULISES
¿Y el Cíclope dónde está? ¿Dentro de su casa?
SILENO
Se ha ido hacia el Etna, cazando fieras con sus perros.
ULISES
¿Sabes lo que hay que hacer para que nos vayamos de esta tierra?
SILENO
No sé, Ulises; por ti haríamos todo.
ULISES
Véndenos pan, que andamos escasos.
SILENO
No hay, como he dicho, sino carne.
ULISES
Buena es y contiene el hambre.
SILENO
También hay queso con jugo de higos y leche de vaca.
ULISES
Sacadlo, porque las compras se deben hacer con luz.
SILENO
Y di, ¿cuánto oro nos pagarás?
ULISES
No traigo oro, sino la bebida de Dioniso.
SILENO
¡Dices cosas amabilísimas, que nos faltan hace mucho!
ULISES
Pues Marón me ha dado esta bebida, hijo del dios.
SILENO
¿El que yo crié antaño en estos brazos?
7
ULISES
El hijo de Baco, para que te enteres bien.
SILENO
¿Está en las tablas del barco o lo traes tú?
ULISES
¿Este pellejo que lo guarda, lo ves, viejo?
SILENO
Con eso no tengo yo ni para llenar el gaznate.
ULISES
Dos veces el líquido que salga, este pellejo guarda.
SILENO
Buena fuente has dicho, y agradable para mí.
ULISES
¿Quieres que te dé a probar primero vino puro?
SILENO
Justa cosa, pues la prueba hace la venta.
ULISES
Traigo un vaso con el pellejo.
SILENO
Trae y escáncialo con gluglú, para que recuerde yo esto de beber.
ULISES
Toma.
SILENO
¡Huy! ¡Qué buen olor tiene!
ULISES
¿Lo has visto?
SILENO
No, que lo estoy oliendo.
ULISES
Prueba ahora, para que no lo ensalces sólo de palabra.
SILENO
¡Ay! A bailar me exhorta Baco.
¡Ah, ah, ah!
ULISES
¿Qué, ha hecho bien gluglú en tu garganta?
SILENO
Me ha llegado hasta el extremo de las uñas.
ULISES
Además de esto te daremos moneda.
8
SILENO
Suelta sólo el pellejo, déjate de dinero.
ULISES
Sacad ahora quesos o crías de ovejas.
SILENO
Lo haré así, dándoseme poco de mi señor.
Por beber una sola copa me volvería loco
y daría en cambio los rebaños de todos los Cíclopes,
y me tiraría al mar desde una roca resbaladiza,
una vez borracho, desarrugado el entrecejo.
¡Cómo el que bebe y no goza está loco,
cuando se puede levantar esto
y agarrar un pecho y el dispuesto
prado tocar con las dos manos, y danzar
olvidando desgracias! ¿No compraré, pues,
esta bebida, mandando a llorar
la insensatez del Cíclope y su ojo único?
CORIFEO
Oye, Ulises, te queremos decir algo.
ULISES
Venís como amigos a un amigo.
CORIFEO
¿Tomasteis Troya y la sumisa Helena?
ULISES
Y hemos destruido toda la casa de los priámidas.
CORIFEO
Pues cuando habéis conquistado a la muchacha,
¿no la habéis disfrutado todos
puesto que le gusta casarse con muchos?
La traidora, que los pantalones de colores
vio en las piernas y el collar
de oro que llevaba al cuello,
salió de mí y al mamarracho de Menelao,
que era mejor, dejó. ¡Nunca la raza
de las mujeres debió nacer... sino para mí solo!
SILENO
Aquí tenéis vosotros estos corderos,
rey Ulises, crías de bajadores carneros,
y no escasos quesos de leche cuajada.
Lleváoslo y marchaos cuanto antes de estas cuevas,
en cuanto me deis la bebida del racimo de Baco.
¡Ay de mí! Aquí viene el Cíclope. ¿Qué haremos?
ULISES
Estamos perdidos, viejo: ¿por dónde hay que huir?
SILENO
Dentro de esa roca, donde os podéis esconder.
9
ULISES
Cosa horrible has dicho, meternos en las redes.
SILENO
No es horrible, hay muchas salidas de la roca.
ULISES
No, no. Mucho que gemiría Troya
si yo huyese de este hombre solo, cuando gente infinita
de frigios aguanté muchas veces con mi escudo.
Mas si hay que morir, muramos noblemente,
y si vivo salvaré mi fama de antes.
CÍCLOPE
Vamos, ¡paso! ¿Qué es esto? ¿Qué libertad es ésta?
¿Qué bailáis? Esto no es Dioniso
ni panderetas de bronce ni golpes de tambor.
¿Cómo están en la cueva mis crías recién nacidas?
¿Están en la teta debajo del costado
de sus madres?, ¿en los cestillos de junco
está la cantidad de quesos ordeñados?
¿Qué decís? ¿Qué habláis? ¡Me parece que alguno de vosotros con el palo
va a soltar lágrimas! Mirad arriba y no hacia abajo.
CORIFEO
Ea, ya estamos mirando al mismo Zeus,
y estoy viendo las estrellas y Orion.
CÍCLOPE
¿Y la comida está bien preparada?
CORIFEO
Ahí está. No falta más que preparar la garganta.
CÍCLOPE
¿Y también están las colodras llenas de leche?
CORIFEO
Tanto que puedes beberte, si quieres, una tinaja entera.
CÍCLOPE
¿De oveja, de vaca o mezclada?
CORIFEO
La que quieras tú, con tal que no te me tragues a mí.
CÍCLOPE
De ninguna manera: en mi barriga
saltando, me matarías con esas danzas.
¡Hola! ¿Qué gente veo en el corral?,
¿qué piratas o ladrones han llegado a esta tierra?
Veo aquí estos corderos de mis cuevas
atados con juncos retorcidos
y revueltos los quesos, y al viejo
con la cara y la calva hinchada de golpes.
SILENO
¡Ay de mí! Ardo de fiebre de los palos.
10
CÍCLOPE
¿De quién? ¿Quién te ha dado puñetazos en la cabeza, viejo?
SILENO
Éstos, Cíclope, porque no permitía se llevaran lo tuyo.
CÍCLOPE
¿No sabían que yo era un dios descendiente de dioses?
SILENO
Ya les decía yo esto. Pero ellos se llevaban los rebaños
y se comían el queso, que no les permitía yo,
y se llevaban los corderos. A ti, que te atarían
con una cincha de tres codos por medio del ombligo
decían, y que te sacarían a la fuerza las tripas
y que te pelarían bien la espalda con un azote
y después que te atarían y en los bancos
de la nave te echarían y te venderían a alguien
para que arrancases piedra o te pusieran a una rueda de molino.
CÍCLOPE
¿De veras? ¿No vas corriendo a afilar
cuchillos y espadas, y a encender
un gran haz de leña? Para degollarlos en seguida
y que llenen mi vientre; de la brasa
comeré comida caliente, distinta de lo que se suele,
y de calderas, cocidas y blanda.
¡Qué harto estoy de comida de monte!
Basta de comer leones
y ciervos; se me ha olvidado el gusto de la carne humana.
SILENO
Señor, la novedad es más agradable
que la costumbre. Últimamente, en verdad, no
han llegado forasteros a tu cueva.
CORIFEO
Cíclope, escucha también a los forasteros.
Nosotros en necesidad, por comprar comida
nos hemos acercado a tu cueva desde nuestra nave.
Y éste los corderos por un pellejo de vino nos
vendió y cedió, recibiendo bebida,
por su voluntad y la nuestra, y ninguna fuerza ha habido en ello.
Éste nada de lo que dice es verdad,
pues hasle sorprendido vendiendo a escondidas lo tuyo.
SILENO
¿Yo? Así te mueras.
ULISES
Si miento.
SILENO
Por Poseidón el que te ha engendrado, Cíclope,
por el gran Tritón y Nereo,
por Calipso y las hijas de Nereo,
por las sagradas olas y toda la raza de los peces,
te juro, hermosísimo ciclopito,
11
señorín mío, que yo no vendía tus
cosas a los extranjeros. O que estos miserables
hijos míos perezcan miserablemente, los que yo más quiero.
CORIFEO
Detente. Yo mismo a los extranjeros las cosas
vendiendo te he visto. Y si digo mentira
que se muera mi padre; no ofendas a los extranjeros.
CÍCLOPE
Mentís: yo de éste más que de Radamanto
me fío, y digo que más justo es.
Quiero preguntar: ¿de dónde venís, extranjeros?,
¿de dónde sois, qué ciudad os ha creado?
ULISES
Somos de raza de Itaca, de Ilios venimos
después de destruir la ciudad, y los vientos marinos
nos han empujado y traído a tu tierra, Cíclope.
CÍCLOPE
¿Los que perseguisteis el rapto de la pésima
Helena, hasta la ciudad de Ilios vecina del Escamandro?
ULISES
Ésos, después de soportar un terrible trabajo.
CÍCLOPE
Mala campaña, los que por una sola
mujer habéis navegado hasta la tierra de los frigios.
ULISES
Cosa de un dios. No acuso a mortal ninguno.
Nosotros, ¡oh noble hijo del dios marino!,
te suplicamos y te decimos abiertamente
que no sufras a los huéspedes que han llegado a tu cueva
matar y servir de impío alimento a tus quijadas,
nosotros que, ¡oh rey!, a tu padre sedes de templos
hemos respetado en los repliegues de la tierra de Grecia.
El sagrado puerto de Ténaro sigue intacto
y los extremos refugios de Malea y la de Sunion
de la divina Atenea argentífera roca segura está;
y los refugios de Geresto; de Grecia
los insultos duros no volcamos en frigios
con los que tú estuvieses, pues senos de Grecia
habitas al pie del Etna, la ígnea roca.
Ley es para los mortales, si razones rechazas,
recibir a los suplicantes castigados por el mar
y darles los dones de hospitalidad y suministrarles vestidos,
y no atravesar sus miembros en barras de asar terneros
y llenarte con ellos vientre y boca.
Bastantes viudas en Grecia ha hecho la tierra de Príamo,
que se ha bebido la muerte llegada en una lanzada a muchos cadáveres
y ha llevado la desgracia a tantas mujeres enviudadas, a tantas ancianas
[ya sin hijos
y a tantos canosos padres. Si a los sobrevivientes
tú asas y devoras en cruel banquete,
¿adonde se habrá de ir? Hazme caso, Cíclope;
12
deja lo cruel de tu mandíbula, y lo piadoso
toma en vez de lo impío, pues a muchos
el provecho malo castigo se les volvió.
SILENO
Quiero darte un consejo: de las carnes
de éste nada dejes. Si te comes su lengua,
diserto te harás y oradorcísimo, Cíclope.
CÍCLOPE
Hombrecillo, para los sabios el provecho es dios.
Lo demás, vanidades y adornos de palabras.
Los promontorios del mar fundados por mi padre
deseo lo pasen bien. ¿Por qué los voy a tomar en cuenta?
Yo, extranjero, no temo el rayo de Zeus,
ni sé por qué Zeus es un dios mejor que yo.
Lo demás no me importa, y escucha por qué no me importa:
cuando cae la lluvia de lo alto
en esta roca tengo refugios cubiertos,
y un ternero cocido o cualquier animal
como, remojo bien la panza hasta el fondo
bebiéndome un ánfora de leche, y mi trompa
hago resonar tronando, en competencia con los truenos de Zeus.
Y cuando el viento de las montañas de Tracia vierte nieve,
envuelvo mi cuerpo en pieles de animales,
enciendo fuego, y de la nieve nada se me da.
La tierra, por fuerza, si quiere como si no quiere,
da a luz la yerba que engorda a mis ovejas.
Y yo no las sacrifico sino para mí, que no a ningún dios,
y para este vientre, que es el mayor de los dioses.
Comer y beber todos los días,
ése es el dios supremo de los hombres sabios,
y no darse pena ninguna. Los que las leyes
han hecho que compliquen la vida humana,
que lloren. Yo no dejaré
de hacer bien a mi alma y devorarte a ti.
Dones de hospitalidad tendrás, para que yo esté sin remordimiento:
este fuego de mi padre y la caldera que hervida
contendrá bien tu carne.
Mas pasad adentro, junto al dios del corral,
para que estéis alrededor del altar y me sirváis para pasarlo bien.
ULISES
¡Ay, ay! De los trabajos de Troya me libré
y de los del mar, pero ahora de un hombre impío
he encontrado la mente y el equivocado corazón.
¡Oh Palas! ¡Diosa, señora, hija de Zeus!
Ahora, ahora, acórreme, que a mayores fatigas
que las de Dios he llegado, y al borde del peligro.
Y tú, que habitas la sede de los astros lucientes,
Zeus, protector del forastero, mira esto ; si esto no lo ves,
un Zeus divino rige que no es nada.
CORIFEO
De tu ancha garganta, ¡oh Cíclope!,
abre la puerta de tu labio: listos para ti,
cocidos y asados, golosinas de la brasa
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para roer, puedes trinchar los miembros de los extranjeros,
en una peluda piel de cabra recostado.
No, no me delates:
trae sólo tú para mí solo la barca de navegar.
Y adiós este corral,
y adiós de víctimas
sin altar los sacrificios
del Cíclope del Etna, que las carnes
de sus huéspedes disfruta devorando.
Cruel es, ¡ay de mí!, el que
los huéspedes de su casa,
suplicantes de su hogar, sacrifica,
trincha y roe,
y cocidos desmenuza con criminales dientes
carnes de hombres calientes a la brasa.
ULISES
Zeus, ¿qué diré cuando he visto en la cueva cosas horrendas
e increíbles, que a cuentos se parecen, no a obras de hombre?
CORIFEO
¿Qué sucede, Ulises? ¿Se está merendando a tus
queridos compañeros el muy impío Cíclope?
ULISES
Dos; los examinó y se los llevó en sus manos, los que estaban en mejores
[carnes.
CORIFEO
¿Cómo, desgraciado, os ha sucedido esto?
ULISES
Después que entramos en la roca,
lo primero encendió fuego, de alta encina
tronchos echando en el amplio hogar,
como para cargar tres carros.
Después, de hojas de abeto en la tierra
extendió una cama cerca de la llama del fuego.
Llenó una colodra como de diez ánforas,
después de ordeñar a las vacas, de blanca leche.
Al lado puso una capa de yedra de ancho de tres
codos y cuatro de hondo, según parecía.
Puso a cocer al fuego una caldera de bronce
y a enrojecerse al fuego los extremos de los asadores
de ramas de espino aguzados con una hoz
y cuchillos del Etna con filo de hacha.
Cuando todo estaba dispuesto para el odioso
cocinero del infierno, agarró dos hombres,
y degolló a uno de mis compañeros en orden
y echóle al hueco de la caldera de bronce forjado,
mas al otro, le cogió del pie
y le dio un golpe contra un agudo filo de la roca,
y los sesos se derramaron, y arrancó
con un cuchillo afilado las carnes y las asó al fuego,
y los miembros los echó a cocer a la caldera.
Y yo, infeliz de mí, de mis ojos derramando lágrimas,
acerquéme al Cíclope y le servía.
Los demás, como pájaros, en los repliegues de la roca
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estaban asustados, y no tenían gota de sangre en el cuerpo.
Y después que saciado de carne de mis compañeros
se dejó caer, y soltó un profundo regüeldo,
se me ocurrió una cosa divina: llené la copa de vino
de Marón y se la alargué a él a beber
diciendo: —«Hijo del dios marino, Cíclope,
mira esta de las viñas divina bebida,
orgullo de Dioniso, que Grecia te envía»—.
Y él, que estaba lleno de su comida desvergonzada,
la tomó, levantó la gran copa
y extendió el brazo y brindó: —«El más querido de los huéspedes,
la buena bebida para la buena comida dame»-.
Cuando yo vi que le había gustado, le di otra copa, sabiendo que
el vino le heriría y pronto nos pagaría el castigo.
Y se puso a cantar, y yo le serví
una tras otra, y le calenté con la bebida las entrañas.
Cantaba entre mis llorosos compañeros de navegación
sin ningún arte, y la cueva retumbaba. Salí yo
en silencio, y quiero que nos salvemos yo y tú, si quieres,
mas decidme si necesitáis o no necesitáis
huir de este hombre imposible y habitar
los palacios de Baco con las ninfas náyades.
A tu padre, que está allá dentro, le parece así.
Pero está débil y disfrutando de la bebida,
pegado a la copa como si fuera liga, pájaro
moviendo las alas. Tú, puesto que eres joven,
escápate conmigo, y a tu antiguo amigo
Dioniso recupera, que en nada se parece al Cíclope.
CORIFEO
Querido amigo, ¡ojalá viéramos el día
en que huyéramos el impío rostro del Cíclope!
Mucho tiempo hace ya que estamos
viudos, y no podemos huir.
ULISES
Escucha, pues, ahora el castigo que tengo
para este dañino animal y la escapatoria de tu esclavitud.
CORIFEO
Dinos, que no podríamos ruido de asiática
cítara más agradable oir sino que el Cíclope se había muerto.
ULISES
De fiesta quiere ir con sus hermanos
los Cíclopes, alegre con esta bebida de Baco.
CORIFEO
Comprendo: ¿cogerle a solas en la espesura
y degollarle piensas, o tirarle rocas abajo?
ULISES
Nada de esto, mi plan es de astucia.
CORIFEO
¿Cómo entonces? Ya hace mucho que hemos oído que eres listo.
ULISES
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Le quitaré de ir a la fiesta, diciendo
que no debe darle esta bebida a los Cíclopes,
y que debe pasarlo bien a solas.
Y cuando se duerma vencido por Baco,
un tronco de olivo hay en la casa
cuya punta aguzaré con esta espada,
y lo meteré en el fuego: y en cuanto quemado
lo vea, lo levantaré ardiendo y en medio
del ojo del Cíclope lo meteré y se lo derretiré.
Como un hombre que construye un barco
y hace girar el trépano con dos riendas,
así daré vueltas al tizón en el ardiente
ojo del Cíclope y quemaré su iris.
CORIFEO
¡Ay, ay!
¡Qué alegría! ¡Estamos locos con esta invención!
ULISES
Y después contigo y los compañeros y el viejo
me meteré en el hueco casco de la nave
y os llevaré con los remos dobles lejos de esta tierra.
CORIFEO
¿Hay modo de que yo, como en la fiesta de un dios,
agarre del madero que le ciegue
los ojos? Quiero tomar parte en esta empresa.
ULISES
Es preciso. Grande es el madero que hay que levantar.
CORIFEO
La carga de cien carros levantaría
si del Cíclope, que mala muerte tenga,
al ojo damos humazo como a un avispero.
ULISES
Callad ahora, ya sabéis el engaño:
y cuando mande, la voz de mando
habéis de obedecer. Yo, dejando a mis amigos
los que están dentro, no voy a salvarme solo.
Ya podría yo huir, pues estoy fuera de la cueva,
mas no es justo que deje a mis amigos,
con los que aquí llegué, para salvarme solo.
CORO
Vamos, ¿quién el primero, quién el siguiente
puesto tendrá para sujetar el mango del tizón
que metido dentro de los párpados del Cíclope
su luciente ojo achicharrará?
Silencio, callad. Que borracho
un ingrato ruido canta,
mal cantor y lamentándose
sale fuera de su casa rocosa.
Ea, pues, eduquemos para las fiestas
a este ignorante.
Está ya a punto de quedarse ciego.
Feliz el que canta
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en las caras fuentes de racimos
bien dispuesto para la fiesta,
abrazado a un amigo
y teniendo en los vellocinos
la flor de una hermosa amiga,
brillante racimo
perfumado, y grita: “¿Quién me abrirá la puerta?”
CÍCLOPE
¡Oh, oh, oh! Lleno estoy de vino,
y con la comida florezco de juventud,
como un barco mercante lleno
hasta el puente de la barriga.
Y alegre comida me lleva
a la fiesta en la primavera
donde mis hermanos los Cíclopes.
Venga, forastero, venga, dame el pellejo.
CORO
Buena mirada la de su ojo,
y hermoso sale de la casa.
Algún dios que bien nos quiere.
Una lámpara ardiente te
espera como una tierna novia
dentro de la húmeda cueva.
De coronas varios colores
alrededor de tu cabeza mezcláronse acaso.
ULISES
Cíclope, oye, que yo de este
Baco soy el experto, del que te di a beber.
CÍCLOPE
¿Y Baco qué clase de dios es?
ULISES
El mayor para alegrar la vida de los hombres.
CÍCLOPE
Yo le estoy eructando con buen sabor.
ULISES
Tal es el dios: a ningún mortal hace daño.
CÍCLOPE
¿Y un dios cómo es que se contenta con un pellejo para casa?
ULISES
Donde uno le vierta, allí acomódase él en seguida.
CÍCLOPE
Los dioses no debían guardar su cuerpo en un pellejo.
ULISES
¿Por qué no, si te agrada? ¿Te ha sabido mal el pellejo?
CÍCLOPE
Asco tengo del pellejo, me gusta esta bebida.
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ULISES
Pues quédate aquí, bebe y disfruta, Cíclope.
CÍCLOPE
¿No puedo dar a mis hermanos de esta bebida?
ULISES
Si la guardas para ti, parecerás más honrado.
CÍCLOPE
Y si se la doy a los míos más amable.
ULISES
Las fiestas terminan en puñadas y en disputas e insultos.
CÍCLOPE
Bebamos, nadie puede ni tocarme.
ULISES
Amigo, el que está bebido tiene que quedarse en casa.
CÍCLOPE
Tonto es el que cuando bebe no gusta de la fiesta.
ULISES
El que se queda en casa cuando está borracho, prudente es.
CÍCLOPE
¿Qué haré, Sileno? ¿Te parece a ti que me quede?
SILENO
Parece que sí. ¿Para qué necesitas de otros convivas, Cíclope?
CÍCLOPE
Lanosa está aquí la tierra con yerba florida.
SILENO
Y al calor del sol bueno es beber.
Recuéstate ahora y pon tu costado en el suelo.
CÍCLOPE
¿Por qué pones el cántaro detrás de mí?
SILENO
Para que no lo vuelque alguien que pase.
CÍCLOPE
Beber, pues,
a hurtadillas es lo que quieres: déjalo aquí en medio.
Tú, extranjero, dime el nombre con que hay que llamarte
ULISES
Nadie: ¿por qué favor tengo que alabarte?
CÍCLOPE
De todos tus compañeros el último te devoraré.
SILENO
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Buen favor haces al extranjero, Cíclope.
CÍCLOPE
Tú, ¿qué haces? ¿Te bebes el vino a escondidas?
SILENO
No, ha sido que el cántaro me ha dado un beso porque estoy guapo.
CÍCLOPE
Vas a llorar por besar al vino que no te quiere besar.
SILENO
Por Zeus, que dice que me quiere porque soy guapo.
CÍCLOPE
¡Echa! Lléname la copa. Dámelo ya.
SILENO
¿Cómo está de temperado? Ea, ¿me dejas que lo vea?
CÍCLOPE
¡Me matas! Dámelo así.
SILENO
No, por Zeus, mientras no te vea
coger una corona, y probaré un poco
CÍCLOPE
Malo es el copero.
SILENO
No, por Zeus, sino bueno el vino.
Suénate las narices para que tomes de beber.
CÍCLOPE
Mira, limpios están mis labios y los pelos míos.
SILENO
Pon ahora el codo con gracia y después bebe,
según me ves bebiendo... y no me ves.
CÍCLOPE
¡Ah, ah! ¿Qué haces?
SILENO
Bien me ha sabido esta copa grande.
CÍCLOPE
Toma, extranjero, sé tú mi copero.
ULISES
La viña tiene conocimiento con mi mano.
CÍCLOPE
Vamos, echa ahora.
ULISES
Echo, pero cállate.
CÍCLOPE
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Cosa difícil mandas para quien ha bebido mucho.
ULISES
Toma, bebe y no dejes nada.
Con el vino tiene que acabar el que da esos tragos.
CÍCLOPE
¡Ah! ¡Ingeniosa es la cepa!
ÜLISES
Y si bebes a tragos mucho para mucha comida,
humedeciendo tu vientre sin sed, para el sueño es.
Y si interrumpes, Baco te deja flaco.
CÍCLOPE
¡Ay, ay!
Empiezo a cabecear: sin mezcla fue el gusto.
El cielo me parece que mezclado
con la tierra da vueltas, y el trono de Zeus
veo y toda la santa religión de los dioses.
No besaría... mas las gracias me tientan.
Bastante descansaría teniendo a ese Ganimedes,
¡por las gracias! Me gustan
más los mancebos que las muchachas.
SILENO
¿Yo soy el Ganimedes de Zeus, Cíclope?
CÍCLOPE
Sí por Zeus, que le rapto yo de la tierra de Dárdano.
SILENO
Estoy perdido, muchachos, voy a sufrir horribles males.
CÍCLOPE
¿Pones peros a tu amante y te ríes de él porque está bebido?
SILENO
¡Ay de mí, que pronto voy a yer un vino amarguísimo!
ULISES
¡Vamos, hijos de Dioniso, nobles muchachos!
Dentro está el hombre. Entregado al sueño,
pronto de su criminal gaznate echará la carne,
que ya el madero en el corral está echando humo.
Se prepara nada menos que a quemar el ojo del Cíclope,
pero has de ser hombre.
CORIFEO
Voluntad de roca y de diamante tendremos.
Mas corre a la casa, antes que mi padre sufra
cosas horribles, que ya nos tienes aquí dispuestos.
ULISES
¡Hefesto, rey del Etna, de tu mal vecino
quema el ojo brillante y quítatelo de en medio de una vez!
¡Y tú, hijo de la Noche negra, Sueño,
ven sin mezcla sobre este animal odioso,
y que no muera Ulises mismo y los marineros
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a manos de un hombre que nada se preocupa de los dioses ni de los
[hombres!
Si no, habrá que pensar que la Fortuna es divina,
y que las cosas divinas a la Fortuna son inferiores.
CORO
El cuello agarrará
con fuerza el cangrejo
del que devora a los forasteros, y pronto con el fuego
quemará su luciente iris:
ya el madero carbonizado
se esconde en la ceniza, de encina inmenso retoño:
Mas ea, Marón, hágase:
sea arrancado el ojo del enloquecido
Cíclope, para que beba en mala hora.
Yo a Baco, el que ama las coronas de yedra,
al deseable, quiero ver,
y dejar las soledades del Cíclope.
¿Mas llegaré hasta eso?
ULISES
Callaos, por los dioses, animales; estaos quietos,
y poned paz en el quicio de vuestra boca. Ni respirar os dejaré,
ni que haga un guiño ni que escupa nadie,
para que no se despierte ese monstruo antes que del ojo
del Cíclope la vista se borre con el fuego.
CORIFEO
Callémonos y traguémonos el resuello de nuestras bocas.
ULISES
Ea, pues, a coger con vuestras manos el madero
allá dentro, que ya está bien rojo.
CORIFEO
¿No dirás quienes tienen que coger primero
la estaca ardiendo y quemar el ojo
del Cíclope? Para que gocemos de esta fortuna.
SEMICORO
Nosotros estamos demasiado lejos, junto a la puerta,
para meter el fuego en su ojo.
SEMICORO
Nosotros nos hemos quedado cojos hace un momento.
SEMICORO
Lo mismo nos pasa a nosotros, y las piernas
mientras aquí estamos se nos han distendido no sé por qué.
ULISES
¿De pie se os han distendido?
SEMICORO
Y los ojos
se nos han llenado de polvo o de ceniza de no sé dónde.
ULISES
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Hombres cobardes éstos, cobardes aliados.
CORIFEO
¿Porque me compadezco de mi espalda y mi rabadilla
y no quiero echar las muelas
a palos, lo tomas a mal?
Pero yo sé un buen encanto de Orfeo
para que el madero por sí marche
a la cabeza y se encaje en el único ojo del hijo de la Tierra.
ULISES
Ya sabía yo que ése era tu natural,
y ahora lo sé mejor. De mis propios amigos
habré de servirme. Si nada puedes con tu brazo,
animadnos llevando el compás, para que valor
los amigos con tus ritmos tengamos.
CORIFEO
Así lo haré: en cabeza ajena me las den todas.
Que con mis voces achicharren al Cíclope.
CORO
¡Eh, eh!
Empujad valientes, adelante,
quemadle la ceja
al monstruo que devora a los huéspedes.
Quemadle, abrasadle,
al pastor del Etna.
Dale vueltas, tira, mira, no sea que loco de dolor
te haga alguna tontería.
CÍCLOPE
¡Ay de mí, que me han hecho carbón mi ojo relampagueante!
CORIFEO
Hermoso himno. ¡Cántamelo, Cíclope!
CÍCLOPE
¡Ay de mí, que me han engañado, me han matado!
Mas no os encaparéis de esta roca
contentos. Nadie, porque en la puerta
me pongo de esta cueva y os echaré mano.
CORIFEO
¿Qué gritas, Cíclope?
CÍCLOPE
¡Muerto soyl
CORIFEO
Feo estás.
CÍCLOPE
Y además desgraciado.
CORIFEO
¿Es que te has caído borracho en las ascuas?
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CÍCLOPE
Nadie me ha matado.
CORIFEO
¿Nadie entonces te ha molestado?
CÍCLOPE
Nadie me ha cegado mi ojo.
CORIFEO
¿Entonces no estás ciego?
CÍCLOPE
Así tú lo estuvieras.
CORIFEO
¿Y cómo es que nadie te ha cegado?
CÍCLOPE
Te burlas. ¿Dónde está Nadie?
CORIFEO
En ninguna parte, Cíclope.
CÍCLOPE
El extranjero, para que te enteres bien, me ha matado;
el maldito, que con darme bebida me ha hundido.
CORIFEO
El vino es terrible, y malo de resistir.
CÍCLOPE
¡Por los dioses!, ¿han huido o están dentro de casa?
CORIFEO
En silencio éstos al abrigo de la roca
agarrados están.
CÍCLOPE
¿De qué lado?
CORIFEO
A tu derecha.
CÍCLOPE
¿Dónde?
CORIFEO
Junto a la misma roca.
¿Los alcanzas?
CÍCLOPE
Desgracia sobre desgracia. La cabeza
del golpe me he roto.
CORIFEO
¿Qué, se te han escapado?
CÍCLOPE
¿No dices que estaban de esta parte?
23
CORIFEO
No, de ésta digo.
CÍCLOPE
¿Dónde?
CORIFEO
Da la vuelta, hacia allá, a la izquierda.
CÍCLOPE
¡Ay, os reís de mí! Me hacéis burla en la desgracia.
CORIFEO
De ninguna manera, sino que delante de ti está Nadie.
CÍCLOPE
Malvado, ¿dónde estás?
ULISES
Lejos de ti,
que buena guardia pongo a Ulises.
CÍCLOPE
¿Qué dices? ¿Has cambiado de nombre y le dices nuevo?
ULISES
Ulises es el que me puso mi padre.
Me tenías que pagar la pena por tu impío banquete;
pues en vano habríamos quemado Troya
si no te hubiera castigado por el asesinato de mis compañeros.
CÍCLOPE
¡Ay, ay! Se cumple un viejo oráculo,
que decía que a manos tuyas perdería la vista
cuando volvieras de Troya, pero tú también
anunció que pagarías la pena por ello
navegando mucho tiempo en el mar.
ULISES
Que gimieras te deseé y cumplí lo que anunciara,
que yo me voy a la orilla, y la nave
meteré en el mar de Sicilia hacia mi patria.
CÍCLOPE
No, porque arrancaré esta roca
y te la arrojaré para machacarte con tus marineros.
Me voy hacia allá arriba, aunque estoy ciego,
y entraré por mi pie en este pasadizo.
CORIFEO
Y nosotros, que marineros de Ulises
somos, en lo sucesivo volveremos a servir a Baco.

FIN